Cuando tenemos en casa uno o varios gatos, tratar de dormir por las noches puede ser más complicado de lo que parece. De hecho, numerosos propietarios de mininos tienen ciertos problemas para gozar de un sueño relajante y pleno, ya que sus gatos suelen mostrarse por demás activos ya bien entrada la noche.
Es entonces que estos animales rasgan las cortinas y las puertas, además de que saltan por toda la casa, jueguen intensamente con sus juguetes o incluso muerden a las personas que los cuidan, mientras estas últimas se encuentran dormidas.
¿Por qué nuestro gato nos muerde cuando estamos durmiendo? Eso es justamente lo que comentamos más a fondo en las líneas que siguen.
Los gatos, animales diurnos o nocturnos
Aun cuando exista la creencia bastante extendida de que los mininos son animales de tendencias nocturnas, la verdad es que preservan hábitos nocturnos o tendencias de actividad básicamente crepusculares. ¿Qué significa lo anterior? Pues que exhiben la tendencia a mostrar un mayor dinamismo y actividad al alma y durante el ocaso.
Sin embargo, también es verdad que los gatos tienen un vínculo genético con otros felinos que sí cuentan con estos hábitos como el león y el tigre.
Las mordidas del gato y los juegos
Un aspecto para tener presente siempre es que resulta normal que los gatos se muestren más dinámicos cuando hay menos luz solar. Esto suele presentarse especialmente durante las madrugadas, es decir, cuando las personas que atienden a estos animales se encuentran durmiendo.
También es indispensable considerar que muchos de los juegos y dinámicas recreativas que inculcamos a nuestros gatos mascota tienen en común que imitan las circunstancias de una cacería.
De manera que si un gato nos muerde cuando estamos durmiendo, lo más seguro es que para el minino no sea más que un juego como tantos más, es decir, como la simulación de una cacería, algo que lo complace mucho y que efectúa de manera instintiva.
Un gato en busca de esparcimiento
Así entonces, si un minino nos muerde cuando estamos durmiendo, no debemos alarmarnos o solicitar con urgencia el apoyo de un veterinario, ya que, muy probablemente lo que quiera el animal es jugar, entretenerse y obtener la compañía de la persona que lo cuida y que le ofrece afecto día con día.
No obstante, la acción del gato de morder a la persona que lo cuida también puede estar relacionado con un problema de enriquecimiento ambiental.
En este caso, eso suele presentarse con los mininos que no cuentan con un entorno rico en estímulos para sus sentidos, juguetes y complementos similares, como, por ejemplo, rascadores y plataformas. Así entonces, al carecer de juguetes para entretenerse, los mininos deben de buscar otros objetos de la casa o a las propias personas que los cuidan para entretenerse.
De allí que tenga tanta importancia enriquecer lo más posible el entorno del minino con elementos que estimulen sus sentidos y dejen satisfecho su deseo lúdico.
Posibles problemas de salud en el minino
No obstante, si el minino nos muerde cuando estamos dormidos y captamos que esa mascota se muestra más inquieta por la noche, no podemos dejar de lado que experimente alguna complicación en su salud.
Hay bastantes enfermedades que son capaces de impactar de modo negativo en el comportamiento del gato. Se trata de patologías que producen dolor como, por ejemplo, complicaciones neurológicas y de tipo endócrino que pueden acarrear una sintomatología parecida al estrés o la hiperactividad.
Reprender o no a un minino cuando muerde
La verdad es que cuando se ha tomado la decisión de adoptar a un gato como mascota hay que asumir que cuidaremos de un ser de especie distinta y con diferentes necesidades. Por ello precisamos demostrar tolerancia y voluntad de comprensión.
A final de cuentas, siempre será mejor y más eficaz inverur esfuerzo, tiempo y dedicación en educar a un minino, en lugar de regañarlo. No obstante, eso no implica que no podamos señalarle adecuadamente cuáles son las conductas menos adecuadas que pueda desarrollar durante el día.
Es importante evitar los castigos físicos o maltratos al gato y optar por la estrategia eficaz y recomendable del “¡NO!”, manifestada con firmeza y decisión.