Uno de los temas más relevantes en el entorno pecuario es el de las lesiones que experimenta el ganado. En lo que se refiere al problema de la cojera en las reses, hay vías de tratamiento y prevención que deben ser tomadas en cuenta. Estamos ante una de las patologías más comunes y con consecuencias de mayor gravedad en una explotación ganadera. La cojera en el ganado vacuno puede ser equiparable a complicaciones como la retención de placenta, las mamitis o el desplazamiento de abomaso.
Como veremos en lo que sigue, si se diagnostican de manera temprana las cojeras se podrá obtener un eficaz tratamiento por parte del veterinario y se conseguirá implementar estrategias de prevención para la totalidad del rebaño.
La cojera en el ganado vacuno
Los expertos señalan que casi el noventa por ciento de los casos de cojera están vinculados a problemas con las pezuñas. Y de este porcentaje, entre el setenta y noventa por ciento dañan las pezuñas laterales posteriores. Las consecuencias económicas de las cojeras en el ganado bovino pueden verse manifestadas en una menor de la producción de leche. Estudios recientes enfocados en las explotaciones pecuarias señalan que las cojeras en el ganado pueden transformarse en las enfermedades que más afectaciones genera en una granja o criadero.
Considerando este marco de referencia es indispensable lograr la detección temprana de cojeras en el ganado vacuno para atenderlas como es debido siguiendo las estrategias planteadas por el veterinario. Es preciso atender a los ejemplares que presenten cojera de modo inmediato, empleando para ello tratamientos efectivos para así reducir al máximo los daños económicos y elevar el porcentaje de curaciones en los bovinos de una granja o criadero.
El nivel de gravedad de las cojeras
Ahora bien, hay cojeras que deben ser consideradas como auténticas urgencias médicas y atenderse con la misma prontitud como se procede con los casos de mamitis o los desplazamientos de cuajar. Es posible hallar distintos métodos y procedimientos para detectar a las vacas que tengan cojera. Son procedimientos que pueden realizarse con las vacas estando en movimiento o evaluando a los animales mientras permanecen de pie.
En la actualidad se están manejando también medios de detección inmediata para la detección de cojera en las reses por medio de producción lechera, movimientos en el cuello, el monitoreo de la postura de la espalda y la distribución de peso corporal. El veterinario puede manejar distintos métodos de diagnóstico de los casos de cojera, como, por ejemplo, la calificación de los eventos de acuerdo con la identificación de posturas corporales en las reses fuera de lo normal.
La atención veterinaria de las cojeras bovinas
Esta evaluación está basada en la identificación de modificaciones posturales adoptadas por las reses, ocasionadas por el dolor que sienten en las extremidades afectadas. Es un sistema veterinario que se orienta a la revisión del modo en el que se distribuye el peso corporal en los ejemplares afectados.
En las vacas o reses que sienten dolor en las patas traseras por lo general se hace patente una modificación en el modo de apoyarse que tienen esos animales. A esta condición se le conoce como la de las vacas bailarinas. También es posible detectar cómo los ejemplares que sienten dolor en las pezuñas laterales traseras experimentan una abducción de las patas.
Métodos de detección de cojeras bovinas
No menos eficaces para la detección de casos de cojera en las vacas y reses son los llamados “Métodos de Locomotion Scoring”, los cuales son los más utilizados en los negocios pecuarios. Se trata de técnicas de monitoreo vacuno enfocados en la movilidad del animal, revisando detalles como la velocidad al desplazarse, la longitud de cada zancada, el apoyo del peso corporal y la curva que se forma en su espalda. También suele tomarse en cuenta el movimiento de cabeza que exhiban los animales que podrían padecer cojera.
Conviene mencionar que las cojeras en las reses y vacas tienen causas muy variadas, algunas relacionadas con el metabolismo de los animales afectados, otras por problemas de tipo infeccioso o ambiental y otras más de las llamadas “cojeras mecánicas”. Aunadas a estas tres clases de cojera hay otras que pueden hallarse como las cojeras derivadas de úlceras, desgaste de los talones y lesiones traumáticas variadas.