En ciertas ocasiones las circunstancias de vida que estamos atravesando no son las mejores: el dinero escasea, tenemos problemas laborales o personales que resolver, y por ello, el cuidado de nuestra mascota se desliza- a veces sin percatarnos de ello- a un segundo plano.
Es entonces que la perspectiva de entregar nuestra mascota a un pariente o amigo se presenta como una posibilidad para tomar en cuenta. No obstante, es una decisión que debe ser analizada con detenimiento y posteriormente debe ser puesta en marcha con todos los cuidados necesarios
El vínculo que se tiene con un animal de compañía
Al adoptar a una mascota, independientemente de que se trate de un gato, un perro o un hámster, estamos asumiendo un importante compromiso. No es un evento que pueda ser tomado a la ligera, ya que estamos decidiendo las posibilidades de salud y bienestar de un ser vivo.
No cabe entonces la posibilidad de abandonar en la calle a nuestra mascota, dejarla a su suerte en algún baldío o callejón lejos del hogar para que el animal no regrese más.
Por ello, la opción de canalizar esa responsabilidad del cuidado de un animal de compañía a cierto amigo o pariente que nos sea cercano y confiable puede ser la mejor solución posible al dilema, pero siempre y cuando se lleve a cabo convenientemente.
Una transición complicada que requiere especial atención
El perro o gato al que hemos estado cuidando durante años se encuentra acostumbrado a nuestra presencia, cuidados y al ambiente de nuestra vivienda. Para que no le resulte tan brusco el cambio de personas que lo atienden o de espacio habitable hay que tenerle la paciencia necesaria al animal en su adaptación.
Debemos ser empáticos, realizar la entrega de nuestro amigo peludo de manera paulatina a sus nuevos dueños, mostrando la máxima comprensión posible para su estabilidad emocional en todo momento.
Conociendo más acerca de la etología canina
Para saber si a nuestro perro le está costando trabajo ese cambio de casa y de personas que lo atienden, es recomendable informarse más o mejor acerca de la particular etología canina.
Ciertas acciones del perro o gato, algunas señales que nos ofrece su postura, sus sonidos o la posición de su cola y orejas, el modo en el que se moviliza en los espacios del hogar, pueden arrojarnos valiosa información acerca de su estado emocional.
A partir de ello podemos ir afinando, alterando y mejorando la dinámica de cambio de dueños, familia y casa para nuestra mascota
Coordinación y comprensión, dos factores indispensables
Si tenemos dificultades variadas de complicada resolución y no podemos ya cuidar a nuestro perro o gato como requiere, entonces podemos dejarlo con un amigo o pariente de manera definitiva.
No obstante, hay que realizar ese cambio de manera cuidadosa y paulatina. Para ello, debemos coordinarnos con ese amigo, amiga o familiar de confianza para que nos vaya frecuentando más cada vez, para que el animal se acostumbre a su presencia en poco tiempo, se familiarice y hasta le tome afecto a quien será su nuevo propietario, su nuevo mejor compañero o amigo.
La siempre valiosa asesoría del veterinario
La salud emocional del perro o gato no es algo secundario, algo que pueda dejarse de lado para darle prioridad a la condición física del animal. Por ello, para este cambio de propietario y de hogar que el animal experimentará, siempre será indispensable contar con la asesoría de un veterinario o de un experto en el cuidado de animales de compañía.
De esa manera se podrán detectar de manera temprana indicios de estrés o de casos de depresión que el animal pudiera experimentar por dejar su casa, su espacio conocido y a las personas con las que ha establecido un vínculo emocional durante un largo periodo.
Acompañamiento permanente a la transición para apoyar a esa mascota
Tras haber realizado el cambio, es imprescindible no perderle la pista a nuestra mascota para saber que se encuentra bien y que poco a poco se ha ido acostumbrando a su nueva circunstancia.
Cerciorarnos que nuestro viejo amigo se encuentra bien y sin problemas en su nuevo hogar, es una manera de demostrarle agradecimiento por tantos momentos compartidos que se han tenido en el pasado.