En este texto comentaremos acerca de un problema bacterial capaz de afectar con gran severidad a los animales équidos, si bien, en ciertos casos, también los felinos y animales de otras especies pueden ser susceptibles de contagio.
Incluso se han reportado casos en los que los humanos también se han infectado de la enfermedad en cuestión: el muermo equino. Por estas especiales características estamos ante una problemática sanitaria en granjas y criaderos que tiene potencial zoonótico y que debe ser atendidos en tiempo y forma por el veterinario.
Un dato positivo con respecto al muermo equino es que se trata de una enfermedad que hoy por hoy en una buena parte del mundo ha logrado ser erradicada.
Cómo se manifiesta el muermo equino
El muermo puede presentarse en severas manifestaciones con úlceras y nódulos en el sistema respiratorio, versiones crónicas, y eventos asintomáticos en los que el caballo se convierte en portador y transmisor del microorganismo generador de la enfermedad a lo largo de todo su periodo vital.
Cabe resaltar que sin recibir el tratamiento adecuado, el noventa y cinco por ciento de los caballos contagiados puede perder la vida.
En otros casos los equinos se contagian a nivel crónico, esparciendo el germen productor de la enfermedad durante su vida entera.
Detalles interesantes acerca del muermo equino son los siguientes: si bien los felinos pueden verse bastante afectados por el microorganismo en cuestión, cerdos aves y vacas exhiben una mayor resistencia ante este problema sanitario.
Además, se sabe que la bacteria productora del muermo equino se utilizó como arma de tipo biológico en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial, contra los corceles y las personas del bando enemigo.
Cuál es el origen del muermo equino
El muermo está provocado por una bacteria vinculada a la familia Burkholderiaceae, más específicamente el Burkholderia mallei, germen- que anteriormente era conocido como Pseudomonas mallei- y que a su vez tiene nexos con el microorganismo que provoca la melioidosis, otro considerable desafío veterinario.
Ahora bien, con respecto a la transmisión de esta enfermedad, debemos saber que es una bacteria que se contagia por contactos directos, a través de los exudados respiratorios o por medio de la piel de los caballos infectados.
Así también, felinos y caballos se contagian del muermo cuando consumen comida o toman agua que se encuentre contaminada por el microorganismo.
Otras fuentes de esparcimiento del Burkholderia mallei son la aspiración de aerosoles o el ingreso del germen a través de las membranas mucosas o lesiones en la dermis de cierto nivel.
Principales síntomas del muermo equino
Es preciso apuntar que el muermo equino puede desarrollarse en manifestaciones asintomática, aguda y crónica. Tres son las áreas que resultan alteradas en el organismo de los animales enfermos: cutánea, pulmonar y nasal.
Y mientras que las versiones nasales y pulmonares del muermo se encuentran más vinculados a una enfermedad de nivel agudo, el muermo que afecta principalmente la piel suele manifestarse a nivel crónico.
Por otra parte, el tiempo de incubación de la enfermedad suele tener una duración aproximada que va de las dos a las seis semanas.
De entre los principales síntomas que presenta la enfermedad en cuestión, en específico el muermo nasal equino, hay que destacar los siguientes: fiebre, úlceras en la tráquea, laringe, y mucosas nasales, anorexia, tos, complicaciones para respirar, perforaciones nasales y la aparición de cicatrices con forma de estrella.
Y en lo que se refiere al muermo pulmonar equino, como síntomas principales, sobresalen los que mencionaremos aquí: debilitamiento paulatino del animal, tos, fiebre, complicaciones respiratorias de diferente magnitud, adelgazamiento del ejemplar, extraños ruidos respiratorios, nódulos en distintos órganos del cuerpo, poliuria y diarrea.
Tratamiento para combatir del muermo equino
El muermo equino es una enfermedad de alta peligrosidad y por ello su tratamiento no es demasiado aconsejable.
Únicamente se usa en áreas endémicas, pero suele derivar en animales portadores del microorganismo y que prolongan los alcances de la enfermedad.
Por ello, es preferible no tratar los casos- considerando incluso que no hay vacunas para combatir el problema- y optar por medidas de prevención.
Una de ellas consiste en procurar una cuarentena en donde se presenten casos de muermo equino y después proceder a un aseo y desinfección meticulosa de esos espacios pecuarios.
Las demás acciones preventivas deben de ser establecidas por un veterinario experimentado.