Al ácaro rojo también se le conoce como el “piojillo del gallinero”. Se trata de uno de los llamados “ectoparásitos” capaz de dañar a las aves más allá de su especie, aunque es más frecuente detectarlo parasitando a las gallinas que son criadas en las granjas. Por lo demás, se han registrado casos en los que el ácaro rojo ha picado a los seres humanos. La picadura de este parásito causa irritación en la piel, un agudo picor y es capaz de transmitir variadas enfermedades que pueden derivar en la muerte de la gallina.
En esta nota comentaremos con más detalle acerca del problema del ácaro rojo en las aves de corral. En efecto, es posible prevenir la aparición del ácaro rojo en la población de gallinas de una granja o criadero. Hay distintas estrategias y métodos para controlar este problema parasitario de acuerdo con lo que mencionaremos a continuación.
Para combatir eficazmente al ácaro rojo hay que conocer de la mejor manera posible a este peligroso parásito.
Qué es el ácaro rojo y cómo afecta a las gallinas
Hablar del ácaro rojo es hacerlo acerca de una variedad de ectoparásito hematófago. Son insectos que tienen una temperatura aproximada entre 0.5 mm y 1 mm y cuyo cuerpo obtiene una típica coloración rojiza cuando esta repleto de sangre, aunque su coloración natural es el blanco.
Los ácaros tienen un ciclo de vida bastante corto que no supera las noventa días. Por ello deben utilizar ese periodo al máximo para lograr su reproducción cuando hallan las mejores condiciones en el cuerpo del organismo huésped. Por lo anterior, el ácaro rojo es capaz de producir agudos problemas de infestación en los criaderos o granjas de las aves de corral. Y lo peor de todo es que logran hacerlo en muy poco tiempo.
Presencia del ácaro rojo en el mundo
Estudios recientes señalan que el ácaro rojo ha logrado extenderse a todas las regiones del mundo y hoy por hoy se considera que el noventa por ciento de las gallinas del mundo que han sido criadas para aprovecharlas comercialmente se han visto afectadas o han estado expuestas alguna vez con este ectoparásito.
Por la ingesta de sangre que realiza el ácaro rojo en la gallina produce en el organismo del ave un agudo problema nutricional. Este ectoparásito canaliza las sustancias nutricionales del alimento para su propio provecho y con eso debilita al ave al grado de producirle un estado de anemia.
Ácaro rojo, transmisor de diferentes enfermedades
Aunado a lo anterior, el ácaro rojo sirve como vector para abundantes enfermedades, ya que en su organismo aloja y transmite variados patógenos que pueden causar contaminaciones en las gallinas de espiroquetosis, cólera aviar y encefalitis.
Lo mejor para combatir el problema del ácaro rojo es adoptar acciones preventivas orientadas por completo para impedir las infestaciones de ácaro rojo, tanto en los pájaros cantores como en las aves de corral. Es indispensable aislar a las aves contagiadas de las demás. De la misma manera, hay que impedir que las gallinas contaminadas no estén en contacto con otros animales de la granja u animales de compañía que allí habiten.
Cómo combatir al ácaro rojo en las poblaciones de gallinas
Uno de los métodos más recomendables por los veterinarios para combatir a las aves de corral es la utilización de acaricidas. Son productos que se comercializan en spray o en polvo para combatir la presencia del ácaro rojo en las poblaciones de aves de corral.
Otro medio eficaz que se puede emplear para atender este problema es el uso de extractos naturales y aceites esenciales. Esta clase de productos incluyen ingredientes como canela, tomillo, poleo, lavanda, clavo de olor, hierbabuena y cilantro. Los extractos naturales, al ser difundidos (por medio de la vaporización) en los espacios donde permanecen las gallinas, ahuyentan a los ácaros rojos sin que afecten el sabor o apariencia de los huevos o disminuir el bienestar físico de las gallinas.
Otras soluciones que son empleadas para impedir la presencia del ácaro rojo en las granjas y criadero son los polvos magnéticos, la manipulación de ciertos hongos patógenos e incluso el uso de depredadores naturales de estos ácaros, como, por ejemplo, artrópodos no invasores.