Tanto en lo que se refiere al exterior como al interior del perro, la desparasitación de estos animales se está volviendo algo prioritario para las personas que cuidan a esta clase de mascotas. Hoy por hoy es una práctica tan importante como sacar a pasear al can o completar las vacunas de ese animal de compañía.
Y sin embargo, aún hay quienes muestran reticencias para implementar una desparasitación periódica rigurosa para sus perros domésticos. Muchos propietarios de animales de compañía piensan que sus mascotas no requieren ser desparasitadas con tanta frecuencia o sencillamente que no es una medida necesaria para el bienestar de sus canes.
Como comprobaremos en lo que sigue, lo que sucede en estos casos es que estos propietarios de mascotas no conocen mucho acerca de las consecuencias que tiene dejar de desparasitar al perro durante un largo periodo.
La necesidad de desparasitar al can
Ahora bien, ¿Qué tan indispensable es la desparasitación del perro? En términos generales, lo obligatorio de la desparasitación canina depende del sitio en donde uno resida o a donde uno viaje. Sin embargo, lo más aconsejable es que este procedimiento sea efectuado por el veterinario por lo menos una vez anualmente. Aunado a lo anterior, esa medida debe quedar registrada en el pasaporte del can o en su cartilla sanitaria.
Más allá de si se trata de algo que es obligatorio o no de llevar a cabo, siempre será aconsejable seguir un completo calendario de desparasitación con el propósito de cuidarlo de los variados parásitos que pueden afectar su cuerpo y su organismo.
Cuáles son las consecuencias de no desparasitar al can
Tomando en cuenta la información antes compartida, las consecuencias de no desparasitar al perro no solo causan afectaciones al perro, sino que, además, tienen una severa repercusión en las personas que cuidan al perro.
Los canes con infestaciones de parásitos deambularán esparciendo por su ambiente huevos y las diferentes etapas de vida del parásito. Todo ello implica un riesgo considerable de contagios para otras mascotas y en muchas ocasiones también para los humanos que habitan en esa vivienda.
Así entonces, la principal consecuencia de no llevar al can a desparasitar con el veterinario es que favorecemos que se mantenga bastante cargada la carga de parásitos, incrementando el riesgo, tanto de transmisión de esos parásitos, como también de las enfermedades que son capaces de transmitir.
Lo que nos evita la desparasitación del perro
De manera que, un perro que no es llevado a desparasitar con frecuencia se convierte en una fuente permanente de contagios para otros canes, e incluso para las personas que con ellos conviven cotidianamente.
Tal es el caso, por ejemplo, de una enfermedad en cabal difusión como es el caso de la leishmaniosis. El can que tiene leishmanias en su sangre puede ser picado por un mosquito que, posteriormente picará a otro can o a una persona. Con ello la enfermedad proseguirá su expansión.
Ello revela en buena medida la necesidad de desparasitar al perro a lo largo del año.
El veterinario y la desparasitación del perro
El profesional perfectamente capacitado para realizar la desparasitación del can es el veterinario. También es quien mejor puede aconsejarnos acerca de los tiempos y formas en las que se debe llevar a cabo este procedimiento, según las características físicas del perro y sus condiciones de vida.
Sin embargo, cada vez se extiende con mayor medida la práctica de la doble desparasitación mensual, por tratarse de la medida más rápida y más efectiva para superar los casos de infestación en el perro.
En muchas ocasiones basta con un solo comprimido- que no es desagradable de masticar para el perro-, para que nuestra mascota quede protegida de parásitos externos e internos a la vez.
Además de las problemáticas antes mencionadas, también debemos tener presente que los parásitos son capaces de disminuir la eficacia de las vacunas. Desde una perspectiva general, la tarea de las vacunas es la preparación del sistema inmunológico del can para que encare las variadas patologías contra las cuales son efectivas esas vacunas.
El problema es que enfermedades como las parasitosis y otras problemáticas de salud asociadas a estas infestaciones causan interferencias con la eficacia de las vacunas.