Un detalle importante para cualquier dueño de un perro es el siguiente: al mirarlo con frecuencia, el animal es capaz de interpretar esa acción como una muestra de liderazgo. Así que, en cierta manera, entre más mires a un can, menos te mirará él. Tal muestra de respeto y de apego está relacionada con la dinámica de domesticación que se sigue con esta clase de mascotas.
Conocer esta clase de comportamientos por parte de los perros domésticos es el primer paso, una inicial e indispensable etapa, para cuidarlos mejor y así garantizarles la mejor calidad de vida al tenerlos en casa.
Cómo captan el mundo los perros
Para tratar de entender el modo en el que un perro experimenta el mundo que le rodea, habría que tener un sentido del olfato muy distinto al que tenemos los humanos. Los perros fundamentan su experiencia sensorial del universo en el olfato y son capaces de captar, gracias a los aromas, detalles que a nosotros nos resultan imperceptibles. Por ejemplo, los canes, con tan solo olfatear, saben si alguien ha pasado por cierto sitio, ya sea humano o animal y además qué tanto estrés tenía esa persona o mascota de acuerdo con sus huellas hormonales.
También en lo que se refiere al sonido los perros tienen una experiencia del mundo muy distinta a la humana. Por el hecho de que los perros descienden de una especie cazadora, la capacidad auditiva que tienen está perfectamente adaptada a los sonidos que sus potenciales presas emitan. La necesidad de sacar de paseo al perro cotidianamente o de garantizarle un espacio adecuado para descansar, puede entenderse mejor si se toman en cuenta las mencionadas capacidades sensoriales de los canes.
Cómo influye la edad en los perros
Ya sea que se tenga un perro adulto o un cachorro, al cuidarlo en casa, se hará patente que el tiempo y las vivencias de la cotidianidad causan diferencias en el modo de comportarse del animal. Los perros jóvenes especialmente se muestran muy atentos con respecto a las acciones de las personas que los cuidan. También son muy influenciables con relación al comportamiento de sus dueños.
En contraste con lo anterior, los perros de mayor edad y en especial los perros en la etapa de la senectud, teniendo mucho más experiencia en el trato con los seres humanos, es posible que no se dejen influenciar tan fácilmente por el modo en el que se comportan sus dueños, salvo que sean distintas a lo habitual o alarmantes.
A final de cuentas, el desarrollo físico y mental de un perro también está determinado por la socialización que tenga con otros animales y con las dinámicas de adiestramiento que se sigan con esa mascota. Hay que tomar en cuenta que los perros envejecen con rapidez, incluso a un ritmo proporcional diez veces mayor que del que envejecen los seres humanos. Es una condición natural que no se debe ignorar y que uno debe encarar al cuidar a nuestra mascota canina en el hogar.
Claves para influir positivamente en el aprendizaje de los perros
Un detalle que nunca se debe pasar por alto es que a los canes les agrada mucho aprender y sentirse integrados a las actividades del grupo familiar que les corresponde. La manera en la que uno se desarrolle como guía del animal tendrá una gran influencia en el entusiasmo que demuestre el can hacia el aprendizaje y hacia la vida en su conjunto.
Vale la pena interactuar con el perro en cada etapa del adiestramiento cotidiano, con la paciencia que se le tendría a una persona que estuviera aprendiendo un idioma extranjero. Hay que atender cuidadosamente a las distintas reacciones que presente el animal, en las acciones del día al interactuar con otros perros, otros animales y al estar con su dueño.
Las respuestas emocionales que el perro manifieste son valiosas y deben ser comparadas con respecto a las actividades del adiestramiento para ir optimizando este último paulatinamente. Nunca debemos olvidar algo básico: no existe un modo único de estimular el positivo comportamiento de un can. Cada perro es único y proclive a mostrarse más abierto a ciertas estrategias de adiestramiento que otras. De allí la importancia de tratar de comprender al máximo lo que siente y lo que piensa nuestro peludo amigo.