Si se tiene el objetivo de compartir las mejores experiencias de vida con un perro, si se desea tener la grata compañía de una mascota y se desea instruirle acerca de un comportamiento adecuado, es preciso conocer mejor las vías de comunicación silenciosa que se tiene con un can. Los humanos y los canes tienen un modo diferente de comunicarse. Los primeros hablan y escuchan mientras que los segundos aprenden observando, atendiendo las instrucciones que reciben y a través de la imitación. Y todo lo anterior sin que requieran articular palabras.
En tanto que los perros no pueden exteriorizar sus vivencias a través del lenguaje hablado es responsabilidad de las personas que lo atienden interpretar el mensaje que ese can nos desea transmitir para relacionarnos mejor con esa mascota.
El contacto visual con el perro
Es en este punto en el que cobra especial relevancia el contacto visual que se tenga con el perro. En este sentido, una respuesta verbal no es lo mejor para comunicarse con un perro, puesto que las personas hablan durante todo el día. Desde el punto de vista del perro, el contacto visual es más certero en las interacciones con los humanos con los que se relaciona día con día.
Por lo general si se observa a un can, el animal repetirá justamente ese compartimiento que nos motivó a observarlo. La verdad es que el contacto visual que se tenga con un can mascota es tan relevante que determina la conducta que tenga el perro durante todo el día.
Si aun can se le observa cuando está ladrando, el procurará ladrar de nuevo. En cambio, si deseamos que el can permanezca en silencio, lo mejor es observarlo cuando el animal se mantenga callado.
Qué quieren expresar los perros cuando saltan
Si se observa a un perro cuando está saltando, es casi seguro que saltará de nueva cuenta. La causa más frecuente para que un animal salte es para llamar la atención de los humanos que lo cuidan. Cuando se observe al perro a modo de saludo o cuando se nos acerque hay que atender que tenga todas las patas en el piso antes de saludarle, para que capte la posición que deseamos que mantenga.
Si se mira a un can cuando uno está consumiendo alimentos, el animal interpretará que lo estamos invitando a que comparta nuestra comida. Lo más recomendarle es servirle su alimento antes de que comencemos a comer y posteriormente poner a su alcance un juguete para que mastique o su cama para que repose.
Qué quieren expresar los perros cuando se corretean
Por lo que respecta a las persecuciones, si nuestro perro corre detrás de los automóviles, los mininos, o los niños del barrio y uno les grita, tanto la atención obtenida como el contacto visual generado animarán al perro a seguir actuando de esa manera.
La postura corporal que uno exhiba también es importante en la comunicación silenciosa que se mantenga con una mascota. De hecho, un can se encuentra más atento a la postura corporal de su dueño de lo que lo haría cualquier otro humano.
Cómo interpretan los perros la posición encorvada
En este caso, si el propietario de un can se encorva, el animal piensa que algo raro está pasando, ya que los perros suelen encorvarse ante situaciones específicas: cuando están indagando por alguna cosa que atrajo su atención, cuando sienten temor o cuando tienen el deseo de jugar.
Para conseguir que un can venga hacia nosotros hay que gritar con intensidad, emitiendo un sonido carrasposo para captar al cien por ciento su atención. En lugar de reñirlo, o perseguirlo, lo mejor será adoptar una postura encorvada, agacharse y “rasguñar” el piso, para así despertar la curiosidad del perro y que atienda a nuestras instrucciones.
En cambio, la postura más recomendable para calmar al perro en eventos motivadores de estrés y nerviosismo es estar perfectamente erguido y en total relajación.
Las caricias y el tacto en la comunicación canina
Por lo que se refiere a las caricias, por supuesto que se trata de una manifestación de afecto hacia el can. No obstante, para estos animales el tacto se encuentra estrechamente asociado a la jerarquía. Los canes dominantes y que generan respeto tienen autorización para acercarse, tocar y olfatear a los demás perros de un grupo, ya que, para ellos, todos están vinculados por la necesidad de protegerse y garantizar su bienestar.