El estrés en los canes es una de las problemáticas que más secuelas puede producir, y a la que se le presta menos atención de la que debería. Ello se debe a que, en numerosos casos, se tiene la tendencia a confundir el estrés con la mala conducta en el can. Tal equívoco no hace más que demorar la solución del problema concreto. Con el objetivo de evitar tan negativa situación, en este texto mencionaremos algunos de los alcances que puede tener el estrés en los perros y cómo se busca combatir esta condición.
Como preámbulo debemos mencionar que no todas las condiciones que mencionaremos en los párrafos siguientes generan una reacción similar en todos los canes. Incluso es factible que algunos de los síntomas más asociados al estrés no afecten a nuestro perro, mientras que otros sí que serán causantes de severas problemáticas en la salud del animal.
Cómo se presenta el estrés en el perro
Básicamente el estrés no es más que la tensión que el can acumula ante ciertos eventos que le son de extremo agobio. Al verse sometido a intensas presiones el cuerpo del perro responde con conductas o acciones que en muchos casos pueden ser confundidas con problemas comportamentales. Ejemplos de lo anterior son cuando el animal muerde ciertos objetos de la casa o ladra en demasía.
Por otra parte, el estrés se presenta en el perro en dos modalidades distintas: agudo y crónico. Este último afecta al perro cuando la situación estresante se prolonga durante un largo periodo. Es entonces que el can no consigue adaptarse y termina por desarrollar problemáticas de conducta y otras afectaciones en su salud.
En cambio, el estrés agudo se manifiesta cuando el evento estresante es apenas temporal y el perro consigue adaptarse a tal circunstancia al grado de lograr resolverla.
No menos importante es comentar acerca de los principales indicios de estrés en los perros. Cuando un can presenta señales como las siguientes, es muy probable que deba ser atendido por el veterinario para contener el estrés. De modo que debemos estar atentos si el perro saliva en exceso, tiene constante jadeo, se muestra hiperactivo, ladra incesantemente, padece de pérdida de pelo y experimenta agresividad, depresión o miedos constantes.
Situaciones generadoras de estrés en el perro
En general, el perro es un animal bastante rutinario, un animal que actúa según costumbres y con horarios bastante fijos. Por lo anterior, los canes son bastante susceptibles a las alteraciones de su entorno y de sus hábitos cotidianos. De ese modo, cualquier cambio brusco a sus horarios de paseo o de alimentación, pueden terminar en la generación de estrés en el perro al percatarse de que ha llegado la hora de que le den su comida y lo saquen de paseo y no sucede así.
Las mudanzas también suelen producir bastante estrés en los canes. Lo que pasa es que los perros usan el olfato para relacionar cada elemento de su entorno, en tanto que su memoria olfativa les facilita reconocer a los humanos, animales, sitios y objetos de su ambiente cotidiano. Al colocar al perro en un espacio que no le es cómodo, ni familiar, experimenta un intenso estrés y precisa algún tiempo para conseguir su cabal adaptación.
Otros factores capaces de producir estrés en el perro
No tener las suficientes horas de sueño y no tener el conveniente descanso son circunstancias que provocan estrés en el perro. Así también, son capaces de propiciarles severos problemas de salud.
Del mismo modo, el arribo un nuevo integrante al núcleo familiar o la defunción de un miembro de la familia también es capaz de generar estrés en el can.
Cuando se presenta la llegada de una nueva mascota al hogar, ya sea un gato, hamster, pájaro y otro perro también es uno de los eventos que más estrés propician en el can.
Para los canes un evento así es el equivalente a sufrir la invasión de su territorio. La presencia de olores extraños y sonidos ajenos a su entorno también es algo estresante para el animal. Es por ello que deben de seguirse una serie de etapas escalonadas y cuidadosamente aplicadas antes de la definitiva instalación de un nuevo animal de compañía en el hogar.