Un aspecto básico cuando se adopta a un perro de la calle tiene que ver con la necesidad de identificarlo. Para ello se le deberá colocar un chip especial donde se presentarán sus datos principales.
En caso de que el perro que adoptemos haya pertenecido a otra persona y tenga un chip con las referencias de ese antiguo dueño, es el veterinario quien debe retirárselo y colocarle un chip nuevo, o bien, cambiarle los datos a ese mismo identificador.
También es conveniente conseguir una plaquita para colgar en su arnés o en su collar.
En esa pequeña placa se debe indicar el nombre, número telefónico y la dirección de la persona que es propietaria del perro.
De ese modo, en caso de que se extravíe nuestra mascota, podrán localizarnos con mayor facilidad.
Conozcamos otros valiosos consejos que se deben de seguir para el caso de adoptar a un can de la calle.
El adiestramiento de un perro de la calle adoptado
Antes de que logre adaptarse por completo a su nuevo hogar, nuestra mascota seguramente realizará acciones que no siempre serán las correctas de acuerdo al estilo de vida y las rutinas que se sigan en casa.
No obstante, bajo ninguna circunstancia debemos de ser violentos o demostrar brusquedad extrema al reconvenir a nuestro peludo amigo.
Por el contrario, debemos de ser sumamente tolerables y pacientes, orientando al animal para que se comporte mejor poco a poco hasta que se integre a la perfección a su nuevo hogar.
Para tener mejores resultados es aconsejable utilizar inteligentes estrategias en su cotidiano adiestramiento, como, por ejemplo, pequeños premios, caricias y palabras de aliento en cada ocasión que el animalito tiene un positivo comportamiento.
El compromiso de adoptar a un perro de la calle
Tener un animal de compañía en casa no es algo que deba de tomarse a la ligera. No es un asunto que podamos dejar entre paréntesis siempre que nos sintamos cansados o con escaso entusiasmo.
Adoptar un cachorro o un minino implica un compromiso a largo plazo. Con demasiada frecuencia se sabe de casos en los que perros y gatos son maltratados por personas que ya no desean cuidarlos.
Mucha gente también decide abandonar en las calles a sus mascotas en cuanto se les ha pasado el deseo de tenerlas en sus hogares.
Lo anterior es la vía más corta para causarle abundante dolor y sufrimiento a estos animales.
Abandonar a un perro que ha sido previamente rescatado de las calles resulta doblemente confuso y angustiante para el animal y por ello debemos evitarle este sufrimiento buscando una mejor solución.
Garantizar la salud y bienestar físico de nuestra mascota
Hay que contar con los recursos económicos indispensables para comprar cotidianamente el alimento que consuma, deben ser productos nutricionales de la mejor calidad para que así nuestro querido amigo no tenga problemas en su desarrollo físico o en su salud.
Así también, se requiere invertir en medicamentos, juguetes, accesorios variados y otros elementos similares.
En este sentido, si se tiene planeado adoptar a un can de la calle, es indispensable acudir periódicamente al veterinario para que realice un monitoreo de la salud de esa mascota y que así pueda detectar cualquier problema que se presente en su salud.
Tal especialista será el encargado de realizar un seguimiento minucioso acerca de su vacunación, periódicas desparasitaciones y que además pueda ofrecernos asesorías y recomendaciones acerca del mejor cuidado para nuestro perro callejero adoptado.
Adoptar a un perro de la calle, una decisión de vida
No obstante, existen varios aspectos relevantes que se deben tener presentes, antes de tomar la decisión de llevar a nuestra casa algún perro o gato que nos hayamos encontrado en la calle.
Adoptar una mascota es una acción que se debe llevar a cabo con total responsabilidad.
Por ello, a manera de orientación, en lo que sigue les ofreceremos algunos consejos para adoptar una mascota de la mejor manera posible y hacerla feliz.
Igualmente importante resulta llevar a nuestro perro al veterinario con la debida frecuencia.
Por lo menos durante el primer año que tengamos al perro, será indispensable que el veterinario mantenga un monitoreo constante de su estado de salud.
Esto implica una importante inversión monetaria y conviene no olvidarlo.