En realidad, para montar un pequeño criadero de gallinas en casa se requieren pocos elementos. Por supuesto, es importante tener un sitio para instalar el gallinero, luz suficiente y alimento adecuado para ofrecérselo a nuestras aves de corral. El paso primero para este objetivo pecuario, a pequeña escala, es adquirir pollitos para así observar el desarrollo que tienen desde su etapa de cría hasta llegar a la adultez. Sí obtenemos los resultados adecuados, pronto veremos que esta dinámica resulta por demás estimulante y fructífera.
Lo que sigue es obtener una caja de cartón para acondicionar el lugar de los pollos. También es imprescindible instalar en este pequeño gallinero un comedero y bebedero para que las crías puedan satisfacer sus necesidades siempre que lo deseen. A lo largo de 2 meses, se observará el desarrollo corporal que tendrán paulatinamente los polluelos. Las semanas iniciales precisarán de una fuente de calor que tenga por lo menos 32 grados.Las mejores condiciones para el desarrollo físico de los polluelosPara conseguir este ambiente cálido, será necesaria la instalación de pequeños focos para que los polluelos obtengan el calor indispensable para desarrollarse sin enfermedades. Este calor artificial que se conseguirá con las bombillas resulta básico, ya que las primeras semanas de vida de un polluelo son claves para su correcto crecimiento físico.Una vez que se cumple la cuarta semana de vida de los polluelos, se vuelve necesario poner una pequeña cerca en el espacio donde se encuentran estas aves. Gracias a esa medida, los pollitos podrán tomar paseos y recibir los siempre saludables rayos del sol. Para conseguir lo anterior, colocaremos la caja de los pollitos en un corral de mediano tamaño, que cuente con una abertura a manera de puerta. Con ello los polluelos tendrán la manera de ingresar y salir libremente de su caja.
La correcta alimentación de los polluelos
Es tiempo de comentar acerca de la alimentación que se debe de ofrecer a los pollos. Durante los días iniciales de vida de esas crías deben recibir una alimentación balanceada, si bien, una vez cumplido el tercer mes, se podrá agregar a su dieta cotidiana elementos diferentes, como, por ejemplo, insectos, pastos, cereales, restos de las comidas cotidianas, lombrices y verduras.
Tras haberse completado el quinto mes de vida de los polluelos, si tenemos planeado que las gallinas pongan huevos, será necesario ofrecerles a estas aves, día con día, 100 gramos de alimento, del cual, por lo menos 15 gramos deberán de ser de proteína, elemento nutricional básico para el correcto desarrollo de los huevos.
La dieta cotidiana para las aves de corral
La dieta habitual de las aves de granjas y criaderos debe incluir tres clases de alimentos: los que tienen abundantes vitaminas y minerales, elementos nutricionales que ayudan a la prevención de enfermedades; alimentos generosos en hidratos de carbono y grasas, por su gran capacidad para proporcionar energía a los animales que los consumen, y finalmente, aquellos alimentos que son ricos en proteínas, los cuales permiten un sano desarrollo del animal y que además logre poner huevos en perfectas condiciones.
Una práctica alimenticia para la nutrición de las gallinas ponedoras que se utiliza en muchas granjas alrededor del mundo, es la de moler cáscara de huevo y ofrecérselas como alimento a estas aves. También será importante que las gallinas tengan agua fresca en abundancia, es decir, los bebederos siempre deberán contar con el vital líquido.
En caso de que se tenga una huerta en la granja, los restos orgánicos derivados de ella se podrán aprovechar para el alimento de pollos y gallinas. Con esta medida, la dieta de nuestros ejemplares será bastante más completa y positiva. Por otro lado, la arena de grano grueso resulta para estas aves de gran utilidad, ya que así pueden moler en la molleja los cereales que ingieren cotidianamente.
De pollo a gallina, cambios necesarios
En cuanto cumplen el quinto mes de vida, las gallinas pueden dejar por fin su cajón y permanecer sin problemas en la temperatura ambiental. Lo que sigue es crearles un corral de pequeñas dimensiones, o bien, permitirles que deambulen con libertad por el terreno de nuestra explotación. No obstante, si se elige esta última alternativa, debemos cuidar que nuestras aves no queden expuestas al peligro que implica la presencia de algún depredador, o bien, que se pierdan o enfermen.