Bloqueo o parálisis física, intentos frecuentes de morder a otros perros o a las personas, ladridos fuera de control, incontinencia urinaria, agresividad incrementada, excitación fuera de lo común, problemas digestivos y en la piel, forman parte del conjunto de síntomas asociados al síndrome de privación sensorial en los perros.
De modo que, si un can tiene miedo a cualquier evento que se presente en su entorno, entonces, ¿podemos estar ante un caso de síndrome de privación sensorial?
A final de cuentas podríamos estar ante otro conjunto de factores capaces de producir una conducta agresiva en el perro. Para comprender los alcances de este problema, en lo que sigue comentaremos acerca de como afrontar la agresividad en los animales de compañía.
Como atender la agresividad en el gato
Si de pronto tu minino actúa de modo agresivo, cuando normalmente es pacífico en su comportamiento, podría haber algunas razones precisas al respecto.
Puede ser que se encuentre enfermo, que trate de proteger a sus crías, o por estar jugando y verse interrumpido en su actividad.
La mejor opción en este caso es acudir al veterinario. De ese modo se podrá descartar que alguna dolencia o enfermedad esté afectando a tu mascota.
Esta clase de factores pueden alterar el comportamiento habitual de un gato. Por eso es preferible que un experto lo evalúe y de ese modo detecte si no existen causas físicas para esa agresividad.
Lo que nunca debes hacer es golpear a tu mascota y menos a un gato que muestra un mal temperamento.
Si pelea con otro minino, lo mejor es hacer un sonido intenso, o arrojarles agua con el objetivo de que se separen.
La agresividad en los perros corpulentos
Los perros más grandes, por lo general, requieren salir con mayor frecuencia a tomar paseos, ejercitarse y mantenerse en permanente interacción con los integrantes de la familia.
Es indispensable que el comportamiento de una mascota así sea apacible, puesto que un perro grande, en caso de ser agresivo, puede implicar un gran riesgo para las personas que lo cuidan y para quienes se acerquen a él.
Los perros de esas razas son magníficos como guardianes del hogar, ya que simplemente su presencia ahuyenta a los extraños. Por supuesto, esta clase de perros son magníficos en la tarea de proteger los lugares donde habitan.
La agresividad en los conejos y espacios de cunicultura
Los conejos son animales que tienen patas fuertes, las cuales les sirven para escapar de un entorno peligroso en poco tiempo, o bien, para luchar con otros conejos y así mejorar su posición dentro de la camada.
En este sentido, las hembras adultas suelen mostrarse más territoriales y agresoras con los demás conejos.
Para los criadores de conejos es importante estudiar el modo en el que se presenta esta agresividad.
El conejo común es un animal que exhibe jerarquías de dominación tanto en las hembras como en los machos.
Es al inicio del periodo anual reproductivo del conejo, más específicamente en la primavera, que se establecen en las camadas las jerarquías de dominancia.
Es entonces que las luchas entre los conejos son mucho más aguerridas.
La socialización para combatir la agresividad en el perro
Cuando los cachorros han cumplido entre tres y doce semanas de edad debe de comenzar una dinámica de socialización.
Se trata de un proceso que le permitirá al can conocer a otras personas, animales u objetos.
Todo ello favorecerá que llegue a ser con el tiempo un perro con plena salud mental.
Un can que no ha tomado los suficientes paseos, no solo no ha socializado lo suficiente, sino que además suele experimentar continuamente miedos, incertidumbres y estrés en abundancia.
Para mitigar estos problemas lo mejor es cumplir al máximo con las indicaciones del veterinario, teniendo como objetivo permanente el bienestar de nuestro perro.
A final de cuentas, aunque uno tenga dificultades con el comportamiento de nuestro can, es muy probable que el perro no lo considere así.
En el caso de que el perro se orine en la alfombra, uno podría sentirse indignado por ello, pero desde la perspectiva del animal, la alfombra no se diferencia del césped y por lo tanto es un buen sitio para que haga sus necesidades.
El dueño del can podría pensar que su mascota actuó de mala voluntad al orinarse en la alfombra mientras que para el animal no hay nada más natural que hacerlo.