La producción porcina en México enfrenta diversos retos a lo largo del año, y uno de los más significativos es la temporada de calor. Las altas temperaturas y la humedad pueden debilitar el sistema inmunológico de los cerdos, haciéndolos más vulnerables a diversas enfermedades. Entre las principales afecciones que pueden afectar su salud se encuentran el golpe de calor, las enfermedades respiratorias, las infecciones intestinales y la proliferación de parásitos.
Adoptar estrategias de prevención y un manejo adecuado del ambiente es clave para mitigar estos riesgos y garantizar el bienestar del ganado.
Golpe de Calor
Uno de los problemas más serios durante la temporada de calor es el golpe de calor, que ocurre cuando los cerdos no pueden regular su temperatura corporal de manera eficaz. Esto puede provocar deshidratación, letargo, respiración acelerada, enrojecimiento de la piel e incluso la muerte en casos extremos.
Para prevenirlo, es fundamental proporcionar suficiente agua fresca, garantizar sombra en los corrales y mejorar la ventilación. Además, el uso de sistemas de enfriamiento, como nebulizadores y aspersores, puede ayudar a mantener la temperatura en niveles adecuados.
Neumonía Porcina
Las altas temperaturas y la humedad también favorecen la proliferación de bacterias y virus responsables de enfermedades respiratorias, como la neumonía porcina. Esta afección, que afecta principalmente a los cerdos jóvenes, puede provocar tos persistente, fiebre, secreciones nasales y dificultad para respirar, impactando negativamente su crecimiento y desarrollo.
Para reducir su incidencia, es recomendable aplicar un programa de vacunación adecuado, minimizar el estrés calórico y mantener las instalaciones limpias y bien ventiladas.
Diarrea Epidémica Porcina (DEP)
Otra enfermedad que puede incrementarse durante la temporada de calor es la diarrea epidémica porcina (DEP), causada por un coronavirus altamente contagioso. Sus principales síntomas incluyen diarrea severa, deshidratación, vómito y alta mortalidad en lechones.
Para prevenir su propagación, es fundamental implementar estrictas medidas de bioseguridad, controlar la calidad del alimento y el agua, y considerar la vacunación preventiva para reducir el riesgo de infección.
Proliferación de Parásitos
El calor y la humedad también crean un ambiente propicio para la proliferación de parásitos internos y externos, como ácaros, piojos y lombrices, que pueden afectar la salud del ganado porcino.
Estos parásitos provocan prurito intenso, pérdida de peso, anemia y lesiones en la piel. Para evitar su aparición y propagación, es recomendable establecer programas de desparasitación periódicos, controlar la presencia de plagas en las instalaciones y mantener una higiene rigurosa en los corrales.
Leptospirosis
Entre las enfermedades bacterianas que pueden agravarse con el calor y la humedad se encuentra la leptospirosis, que afecta tanto al sistema renal como al reproductivo de los cerdos.
Esta infección, que también puede transmitirse a los humanos, se manifiesta con fiebre alta, abortos espontáneos en cerdas preñadas, hemorragias en mucosas y letargo. Para prevenirla, es esencial reforzar las medidas de bioseguridad, evitar el contacto con fuentes de infección como roedores, y aplicar vacunas junto con tratamientos antibióticos bajo supervisión veterinaria.
Más allá del golpe de calor en los espacios pecuarios
La temporada de calor en México representa un desafío significativo para la producción porcina, ya que incrementa el riesgo de diversas enfermedades que pueden comprometer la productividad y la salud del ganado. Implementar estrategias de prevención, como mejorar las condiciones ambientales, mantener una higiene estricta en las instalaciones y aplicar programas de vacunación y desparasitación, es fundamental para reducir la incidencia de estas patologías.
Con una supervisión constante y la adopción de buenas prácticas ganaderas, es posible minimizar los efectos negativos del calor y garantizar la salud y el rendimiento del ganado porcino.