El nombre de este gato quiere decir en inglés “muñeca de trapo” y se dice que tal denominación se relaciona con la capacidad que tiene este minino para relajar su cuerpo en cuanto su dueño lo carga. Esta característica aunada a su gran inteligencia, carácter apacible y poco voluble, así como el cariño que demuestra hacia sus dueños, hacen del gato ragdoll una estupenda alternativa para ser adoptado por una familia con niños pequeños.
El ragdoll es un gato de buen tamaño, de complexión musculosa y un peso superior al que tienen varios otros gatos. En contraparte, sus reflejos no son tan precisos como los de otros mininos, por lo cual podría parecer un animal lento.
Cuiados para el gato ragdoll
Uno de los aspectos más relevantes con relación al ragdoll es su carácter, el cual exhibe una gran ternura, además de ser un minino bondadoso y amable. Se trata de una mascota que se muestra muy cariñosa con su dueño, además de mostrar una gran dependencia con respecto a las personas que lo cuidan. Características como sus lentos desplazamientos y su carácter apacible le perfilan como un excelente animal de compañía, principalmente para personas que tengan un tranquilo estilo de vida, que no gusten de la algarabía y el desorden.
De acuerdo con su escasa agresividad y el comportamiento calmo que tiene el ragdoll lo presentan como “lo opuesto” a un felino. Ante sus dueños nunca se muestra desconfiado o desapegado, sino que, por el contrario, gusta de pasar largo tiempo en las rodillas de quien lo cuida. Así también este gato es capaz de convivir sin problemas con otros animales y gracias a su apacible talante no presenta rivalidades con otras mascotas. Ante algún problema con algún otro animal prefiere esconderse, alejarse o mostrarse sumiso.
Es claro que no se trata de un animal que se preste mucho para estar en libertad, sino más bien para ser cuidado y protegido en un entorno hogareño. Y si bien es capaz de adaptarse a distintos entornos caseros, esto sucede siempre y cuando el minino cuente con los cuidados indispensables.
Cómo atender a un gato ragdoll
Por lo general el gato ragdoll se coloca entre los talones de su dueño, buscando recibir cariños y atenciones. Por ello hay que tener cierta precaución para no pisarlo. Tampoco hay que soltarlo bruscamente tras haberlo cargado, puesto que, por carecer de los mismos reflejos ágiles que tienen los gatos de otras razas, es posible que se lastime al caer. De manera que hay que dejarlo suavemente en el suelo.
El gato ragdoll es un animal más bien grande que puede llegar a pesar entre 4.5 y 9 kiogramos. Tiene la cabeza amplia y de forma triangular, además de los contornos redondeados. Entre las orejas el cráneo se muestra plano. El hocico se muestra medianamente largo y perfectamente desarrollado, con una forma redondeada. La nariz es de mediana longitud y la piel que la cubre combina de modo grato con el color de su pelaje integral. Las orejas son de mediano tamaño, con las puntas redondeadas y la base bastante ancha. Además, se inclinan un poco hacia adelante.
Hay que tener cuidado con la cantidad de pienso o alimento para gatos que se le sirve a un gato ragdoll. Considerando su carácter tranquilo y poco activo, además de su corpulencia natural, puede subir de peso con gran facilidad. En este mismo sentido es conveniente que realice ejercicio y para ello hay que motivarlo con juegos variados.
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Tener a un gato ragdoll como mascota
Por lo que se refiere a cuidados especiales, el gato ragdoll no los amerita en exceso. Basta con seguir con algunas medidas de aseo convencionales, tal y como se hace con cualquier otro gato. Por ejemplo, hay que cepillarle diario el pelo. Para evitar que se le enrede el pelaje es preciso usar un peine de anchas púas paras deshacer los nudos y pelaje muerto. Posteriormente hay que usar un cepillo metálico de largas cerdas.
Especialmente al concluir el invierno, cuando el ragdoll se queda sin su pelaje periódicamente, hay que cepillarle el cabello para evitar que se formen pelotas de pelo. Por supuesto, para garantizar que tu gato ragdoll tenga un excelente nivel de vida y mucha salud hay que llevarlo regularmente al veterinario.