Ciertamente la utilización de tranquilizantes para mascotas ha ido ganando terreno en los años recientes. Sin embargo, el uso de estos productos veterinarios debe de seguirse solo bajo la prescripción de un especialista. No es algo que deba ser tomado a la ligera. Para efectos de usar tranquilizantes para calmar a un perro se requiere de una estricta supervisión médica. Casos de fobias, ansiedad y estrés en las mascotas pueden precisar el uso de un tratamiento que incluya tranquilizantes.
En este texto comentaremos cuáles son algunos de los principales tranquilizantes para mascotas que existen en el mercado y cuál es la administración que requieren.
Circunstancias que propician el nerviosismo en las mascotas
Un can, al igual que sucede con una persona, puede experimentar eventos de ansiedad, estrés o temor. Incluso pueden tener fobias. Se trata de eventos que suceden con más frecuencia de la que se pensaría y que afectan a los animales de compañía de acuerdo con sus circunstancias particulares y sus condiciones físicas.
Si un perro o gato precisa de un tratamiento que incluya tranquilizantes, tras haber sido revisado por un veterinario, entonces eso puede estar relacionado con causas como las siguientes: agresividad motivada por el miedo, defecaciones o micciones involuntarias, salivación excesiva, ladridos exagerados y sin motivo, temblores incontrolables y eventos frecuentes de huida o escape.
Por lo que se refiere a las alteraciones que se presentan con más frecuencia con animales que requieren tranquilizantes, destacan las fobias y la ansiedad.
En lo tocante a las primeras, las fobias están relacionadas con respuestas exageradas ante determinados estímulos. Por ejemplo, en ciertos casos el perro se muestra nervioso, incluso poco controlable cuando se viaja en el auto. También suele mostrarse así cuando el animal escucha petardos, tráfico vehicular intenso o en el marco de una tormenta con abundantes relámpagos. Situaciones así nos revelan posibles casos de fobia.
Ansiedad en los animales de compañía
Por lo que se refiere a la ansiedad en las mascotas, esto se presenta cuando los perros padecen casos de separación. Esto sucede cuando los canes se quedan solos en el hogar o porque su dueño no tiene acceso al animal para ofrecerle los debidos cuidados por distintas razones. Por lo general, la ansiedad en las mascotas está definida por ladridos urgentes, micciones incontrolables, comportamientos destructivos y defecaciones sin control.
Si un can tiene un carácter complicado y se hace imposible controlarlo en situaciones específicas, es muy posible que el veterinario se decida por utilizar un tranquilizante en el tratamiento que determine para atenderlo.
Los medicamentos veterinarios más normales que se utilizan como calmantes para perros son el cloracepato, el alprazolam, el diazepam y otras clases de benzodiacepinas. También son de uso frecuente las fenotiazinas, como, por ejemplo, la acepromacina.
Por lo general esta variedad de fármacos es administrada de manera oral, aunque varios de ellos también se expenden en versión inyectable para fines veterinarios.
Cuál es el efecto que tienen los sedantes en las mascotas
Esta clase de productos veterinarios producen un efecto sedante y de gran relajación en los animales. Además, son de acción rápida. Por estas ventajas se suelen incluir en los tratamientos encaminados a disminuir el miedo o la ansiedad en perros y gatos.
No obstante, hay dos aspectos relevantes con respecto al uso de fármacos para canes. Tiene que ver con las desventajas y las contraindicaciones. Por lo que se refiere a las primeras, tienen que ver con el modo en el que estos productos farmacéuticos alteran el aprendizaje y la conducta de los canes. Por otra parte, si se utilizan sedantes para perro durante un tiempo demasiado largo esto puede propiciar dependencia o reacciones negativas en el animal, como, por ejemplo, eventos de gran excitación.
También hay que comentar acerca de las contraindicaciones asociadas a la utilización de estos sedantes. Por ejemplo, no es aconsejable usar tranquilizantes en hembras preñadas, perros de escasa edad, perros de edad avanzada, animales con enfermedades hepáticas, problemas renales, complicaciones cardiacas o en animales de compañía que padezcan epilepsia. Ciertas contraindicaciones en el uso de tranquilizantes están vinculadas a la raza del perro que requiera este medicamento. Una muestra de lo anterior la tenemos en las fenotiazinas, mismas que no deben ser administradas sin control veterinario a los perros de raza boxer.